23.8.13

-Las cosas que nos decimos-



Una sesión fotográfica con modelos amateurs llenas de nervios. Un almuerzo con las chicas del trabajo. Una charla de peluquería. El vestuario de mujeres del gimnasio. Los probadores de locales de ropa. ¿Qué tienen en común esos lugares? Mujeres. Juntas. Charlando. ¿Qué más tienen en común? La autocrítica.

El fin de semana pasado tuve una sesión de fotos con un grupo de mujeres a las que no conocía, y a las que sólo me unía el hecho de estar en ese lugar para ser fotografiadas. En el comienzo de la sesión se generó un clima estupendo, dándonos aliento entre nosotras, prestándonos cosas para el vestuario, aplaudiendo a las más tímidas. Todo estaba diseñado para que nos sintiéramos confiadas y relajadas. Y entonces empezó: “Ojalá tuviera tu cuerpo para poder usar eso, pero mirá esta celulitis” “¿Vos te quejás? Yo tengo celulitis por todas partes, es terrible” “Tendrás celulitis pero por lo menos tenés cola, la mía está toda caída” “Yo tengo algo de cola, pero los pechos los tengo re caídos”. Y así siguió por un rato, una especie de competencia de críticas para ver cuál de nosotras odiaba más su cuerpo.

Y esta charla es simplemente una muestra de algo que pasa demasiado a menudo cuando se junta un grupo de mujeres y sale el tema de nuestros cuerpos. ¿Por qué esa constante necesidad de juzgarnos? ¿Por qué esa continua crítica a nuestros cuerpos? Pareciera que la charla autocrítica se convirtió en una forma normal de formar lazos entre mujeres desconocidas, o de afianzarlos entre amigas. Y si una se sale del patrón y se atreve a insinuar que le gusta su cuerpo y cómo se ve, es vista como vanidosa y queda fuera de la conversación.

Tenemos que empezar a darnos cuenta que las cosas que nos decimos importan. No son sólo “charla” o “cosas de mujeres”, sino una continua degradación de nosotras mismas. Lo que decimos queda grabado en nosotras, en nuestro cuerpo y nuestra mente, y se va afianzando cada vez más hasta que se convierte en un pensamiento automático e involuntario. Eso que decimos es lo que vemos frente al espejo, y es lo que condiciona la forma de manejarnos en el día a día. Si nos decimos que somos feas o desagradables, vamos a buscar que la gente no nos preste atención. Vamos a buscar desaparecer entre el resto. Y si me lo preguntan a mí, vivir la vida camuflada entre los demás es negar al mundo la posibilidad de descubrir lo maravillosas que somos.  

Así que, ¿qué pasaría si en la próxima charla de mujeres nos negáramos a criticarnos? ¿Si dijéramos que todas las presentes somos hermosas y deberíamos ir por la vida luciéndonos? ¿Cómo sería esa charla de mujeres entonces?


-Gi-

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

nRelate Posts Only